sábado, 1 de noviembre de 2008
Tú decides (You decide)
Interesantísimo artículo de opinión el que Tierney Temple Fairchild escribe en el Washington Post acerca de la posibilidad de elegir ante el aborto, explicando su propio periplo personal.
Desde hace años me he pronunciado a favor de la facultad última de la mujer para elegir (dentro de unos estrictos plazos y condiciones), pese al rechazo íntimo que siento por el aborto. Es un asunto controvertido, pero a mi entender la mera posibilidad de vida, de detener aquello que de otra manera acabaría dando lugar a un ser humano, es un tema lo suficientemente serio como para tomárselo a la ligera.
Mi posición frente al aborto nada tiene que ver con posturas radicales y/o convicciones religiosas (puesto que no creo en ningún dios), sino que nace fruto de la idea de que un feto en el vientre de una mujer es un proyecto de ser humano al que debemos ayudar a consolidarse.
Pero debemos admitir, también, que existen múltiples causas por las cuales una mujer puede llegar a decidir abortar (algo seguro difícil) y es ahí donde me cuestiono qué tipo de sociedad hemos creado para que una madre en potencia elija voluntariamente no llegar a serlo. En un mundo perfecto jamás se tendría que dar tal circunstancia. Desafortunadamente nuestro mundo dista mucho de la excelencia.
Al igual que Tierney Temple yo tuve en su día la posibilidad de elegir (aunque en unas circunstancias menos dramáticas), al lado de mi mujer, y ambos decidimos que nuestra hija (María) sería un proyecto con futuro.
Deseo que la mujer pueda decidir libremente acerca del aborto, pero muchísimo más anhelo vivir en una sociedad que le dé pocos motivos para adoptar tan trágica resolución.
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