EL RUMOR

lunes, 28 de diciembre de 2009

¡Viva 2010!


Desde El Editorial confiamos en que 2010 sea un gran año, al menos un año mucho mejor que los dos anteriores (lo cual, dicho sea de paso, tampoco es mucho pedir).

El ser humano es como es, pero también es verdad que cuando se siente amenazado o en peligro, como cualquier animal salvaje, es mucho peor. Seguramente la recuperación económica vendrá acompañada de otras buenas noticias.

2010 será un año de crecimiento, tras el desastre del último bienio, lo que no está tan claro es de si dicho crecimiento tiene una bases sólidas. Parece que la economía de libre mercado sin control que originó la crisis no ha salido tan mal parada, y las regulaciones que se han incorporado al sistema son bastante tibias.

Aún así, ¡feliz 2010!

domingo, 20 de diciembre de 2009

La cumbre fiasco

Compenhague, tal y como muchos vaticinaban, ha sido un completo fracaso. Y aunque Chávez no sea santo de nuestra devoción, tiene mucha razón al señalar que si el clima fuera un banco ya lo hubiéramos salvado hace mucho tiempo.

Y ahí radica el problema: el cambio climático es demasiado intangible, su amenaza es silenciosa, aunque lentamente se haga palpable... lo hace lo suficientemente lentamente como para que nos neguemos a admitirla.

Además, no nos engañemos, luchar contra el cambio climático supone renunciar: al aire acondicionado, a la calefacción, al coche, al avión, a determinados detergentes, a energía barata, al desarrollo... Cosas demasiado "importantes" como para merecer la pena hacer un sacrificio.

A fin de cuentas, el pato de nuestros infinitos desmanes lo pagarán otros...

sábado, 12 de diciembre de 2009

El destino no está escrito...

El discurso de Obama para recibir el Premio Nobel de la Paz fue fabuloso: preñado de sinceridad, de modestia y de las razones que llevan a un hombre de paz a tomar decisiones no del todo acordes con su conciencia. Estaba un poco incómodo el Presidente de los EUA, se sentía un tanto culpable, y es normal.

Obama no es responsable de que el Comité Sueco lo haya elegido, aunque bien pudiera haberlo rechazado (sólo un puñado de personas lo han hecho a lo largo de su centenaria historia). La buena noticia es que siente sobre sus hombros el peso de haberlo recibido anticipadamente, como muestra de buena voluntad.

En El Editorial nos quedamos con su frase acerca del destino no escrito, y la posibilidad que tenemos los seres humanos de escribir el nuestro a través de nuestras propias decisiones. Magistral.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Internet, Internet...

El mundo está cambiando. Es mejor decir: el mundo sigue cambiando, nunca deja de cambiar.

Los poderes públicos están desconcertados. Conciliar las libertades ciudadanas, la libre circulación de la información y los derechos de autor con el poder cada vez mayor (y más incontrolable) de la Red está complicando las cosas a los políticos.

La semana pasada hemos asistido a un deplorable espectáculo, en el que los excesos de los unos y de los otros impiden un diálogo necesario y sosegado.

Los autores, los creadores en general, necesitan de un marco legal que proteja sus derechos, y que les permitan obtener un beneficio por sus obras. Los internautas tienen derecho también a una legislación que no limite su derecho a la información (a informar y a ser informados); pero no a aprovecharse de las creaciones de otro y, en pos de dicha libertad, llenarse los bolsillos. Y la industria (del disco, del libro, del cine...) debe adaptar sus procesos productivos a un nuevo entorno, si no quiere verse arrastrada velozmente por el viento de la Historia...

Desde "El Editorial", como medio de comunicación y de opinión en Internet, nos hemos sentido acongojados estos días con algunas insinuaciones por parte del Ministerio de Cultura.
 
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