
Obama no es responsable de que el Comité Sueco lo haya elegido, aunque bien pudiera haberlo rechazado (sólo un puñado de personas lo han hecho a lo largo de su centenaria historia). La buena noticia es que siente sobre sus hombros el peso de haberlo recibido anticipadamente, como muestra de buena voluntad.
En El Editorial nos quedamos con su frase acerca del destino no escrito, y la posibilidad que tenemos los seres humanos de escribir el nuestro a través de nuestras propias decisiones. Magistral.
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