sábado, 6 de diciembre de 2008
Hipocresía y dimisiones (Hypocrisy and resignations)
Las declaraciones de Pedro Castro, alcalde de Getafe y presidente de la FEMP, insultando a los votantes de derechas en general, son una vergüenza y una muestra más de la poca altura de nuestros políticos a la hora de sostener un debate mínimamente inteligente. Desde El Editorial pensamos que debería dimitir.
De lo que ya no estamos tan convencidos es de que tal exigencia deba de provenir precisamente del Partido Popular. La hipocresía de sus dirigentes no conoce parangón. En la última década ha habido excesos frecuentes por parte de los unos y de los otros en el debate político, aunque los conservadores se han llevado la palma con creces. Analfabetos, bobo solemne, cómplices de los asesinos... son una pequeña muestra de los calificativos usados recientemente por dirigentes del PP. Estos no sólo no han dimitido, sino que ni tan siquiera (algo que sí ha hecho Pedro Castro) han pedido disculpas.
El honroso gesto de dimitir, tan frecuente en las democracias consolidadas, está lejos todavía de calar en la sociedad española. Aquí lo que se estila es resistir contra viento y marea y pase lo que pase, que el tiempo todo lo cura y olvida. Es algo lamentable. En los últimos veinticinco años sólo durante los gobiernos de Felipe Gonzáles se produjeron dimisiones por asumir resposabilidades políticas, mientras que en los ocho de la presidencia de Aznar, en los que se sucedieron hechos de tremenda gravedad, nadie dimitió alegando tal motivo.
Ahora viene Esperanza Aguirre, que debiera haber dimitido hace tiempo por incumplimiento de una promesa a los madrileños relacionada con la Sanidad Pública, intentando dar lecciones de ética. Señora Aguirre, dimita usted primero y después exija.
Más dimisiones y menos hipocresía.
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