Hoy hemos conocido que el número de desempleados en España roza ya los tres millones. Es una cifra que pone los pelos de punta. Además, ahora también sabemos que los nuevos parados no sólo proceden del sector de la construcción, sino que el sector industrial y el de servicios también están contribuyendo a engrosas las estadísticas.
El Gobierno, que ya se ha puesto manos a la obra, debe afrontar esta situación con mayor decisión. Como ya apuntábamos hace sólo unos días no es suficiente con fomentar la obra pública y se hace necesario favorecer la confianza y dar crédito al tejido empresarial español. Muchos de los males que estamos observando tienen su origen en la acelerada parálisis del mercado de financiación (ya sea a las empresas, ya sea al consumo).
Saltándonos toda ortodoxia, volver a insistir en la necesidad de que sea el ICO el que juegue un papel fundamental en ayudar a resolver, temporalmente, estos problemas con los que se enfrenta nuestra sociedad. El resto, como casi siempre, lo pondrán los propios ciudadanos.
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