El Primer Ministro italiano, Silvio Berlusconi, parece obcecado en desafiar constamente a la justicia. Y no sólo eso, sino en amoldarla a sus necesidades o pretensiones.
Ahora le ha tocado el turno nada más y nada menos que al Tribunal Supremo de Italia. Tras años de dura lucha legal los padres de Eluana Englaro han conseguido que una sentencia autorice judicialmente que su hija sea desconectada de los aparatos que la mantienen artificialmente con vida (lleva casi veinte años en coma vegetativo). El primer problema fue encontrar un hospital que aceptase realizar dicha acción. Cuando por fin aparece uno Berlusconi, a través de una orden ministerial de sanidad, prohibe la interrupción de la alimentación a pacientes en estado vegetativo, en cualquier centro público o privado.
De momento todo ha quedado en suspenso, hasta que se aclaren las circunstancias legales de tamaño desatino. Mientras, unos padres sufren y una mujer permanece de manera inhumana atada a un puñado de máquinas, mateniéndola con vida pero sin esperanza. Entretanto Estrasburgo da via libre a la sentencia italiana.
Una vez más Berlusconi da muestras de su amoralidad, y de su perversa concepción del poder que los italianos le han otorgado en las urnas. ¿Hasta cuándo los ciudadanos de Italia le van a seguir permitiendo a Il Cavaliere sus desmanes?
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