Ruin, rastrero, miserable, fariseo, mezquino...
Se agotan los adjetivos descalificativos para describir el comportamiento de Federico Trillo, ahora que se está celebrando uno de los juicios del YAK-42.
La derecha española, tan histriónica y contumaz ella a la hora de exigir responsabilidades a los demás, demuestra una vez más su cinismo, al mirar hacia otro lado en estos días.
Esperemos que los españoles y la justicia coloquen a cada cual en el lugar que merecen.
martes, 31 de marzo de 2009
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