El plan de Obama no deja de convencernos, y tenemos serias dudas de que tenga resultados a medio o largo plazo. Lo que es seguro es que sí los tendrá de manera inmediata, y que EE.UU. puede aparentar una milagrosa recuperación, que apenas durará unos meses.
Obama sigue empeñado en mantener el sistema tal y como estaba, y se propone inyectar a la banca miles de millones de dólares sin que ésta sacrifique a sus ejecutivos o renuncie a sus caducas y perversas maneras de manejarse.
El Presidente norteamericano debiera pensar seriamente en la posibilidad (tan denostada en aquel país) de nacionalizar parcialmente la banca, al menos temporalmente, hasta que escampe y hasta que se hayan implantado convenientemente los sistemas regulatorios y los mecanismos de control que impidan un nuevo desastre.
Caso contrario, se habrán tirado millones de dólares al alcantarillado, y eso es algo que todos lamentaremos durante años.
jueves, 26 de marzo de 2009
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