Los valencianos están permitiendo con su inacción, con su mayúscula pasividad y con un conservadurismo impropio de su país que todos los corruptos que el PP ha ido egendrando a lo largo de los últimos 20 años campen a sus anchas, cada vez más de cara al público y cada vez con menor pudor.
Bien es cierto que la oposición socialista es casi nula, y su dificultad para articular un discurso potente y alternativo, que ilusione a la ciudadanía, pone de manifiesto la incapacidad soberana de sus dirigentes.
Desde El Editorial lamentamos esta terrible situación, que está dejando a la deriva a una de la Comunidades Autónomas más prósperas y dinámicas de España, que se está desinflando lentamente.
miércoles, 7 de julio de 2010
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