Creo que Felipe González no se imaginaba en absoluto en qué tenderete parlamentario habría de convertirse aquel ejercicio tan democrático que él instauró aquí, denominado “sesión de control al Gobierno”. Haciendo un símil olímpico, dicho acto debiera asemejarse a una competición de esgrima, una forma de pelear manejando un arma, en plan ofensivo y defensivo, pero con arte: alcanzar al adversario con el arma propia, por ejemplo, lo cual recibe el apelativo universal de “touché”. Así, en el sistema clásico, el jugador vulnerado acusa con toda nobleza haber sido “tocado”.
Bueno, en nuestra versión política estos actos se han convertido en un guirigay de ineducación, tosquedad y grosería de elevado calibre, donde la oposición de vieja guardia tiene la iniciativa, claro está. Y si ello constituyese una práctica seria de auténtico control, pues miel sobre hojuelas. Pero todo se reduce, desde el primer grupo opositor, tanto en la cámara alta como en la cámara baja, a lanzar improperios gruesos y sistemáticos, contra el Presidente del Gobierno, y así barbear a quienes votan sistemas políticos reaccionarios. Lo peor y más inverosímil suele ser que los avezados “controladores” no disimulan, rojos de pasión, su desprecio hacia la bonhomía del educado contrincante. Ya desde el principio de su intervención, cuando lanzan sus alocuciones elaboradas, escritas de antemano, estudiadas o memorizadas, el desprecio hacia la cortesía del otro se nota en su porte, en su mirada férrea, peripatética, en sus frases ofensivas. Claro que ese desprecio viene desde que le conocieron, tan afable desde la cuna, tan conciliador, tan carismático. ¡Ay, si la dentera fuese cólera-morbo!... Lloraríamos y gritaríamos de angustia y de dolor ante semejante y tétrica situación que tanto nos envilece. Pero, tal vez, superado el desaliento, recobraríamos luego el equilibrio espiritual. No lo creo firmemente.
En dicho desbarajuste se han convertido las sesiones de esgrima parlamentaria. La oratoria, que debiera persuadir y conmover con elocuencia, deleitando a la vez, se vuelve aquí manifestación de denuestos. El caso es que, por lo que se va tabulando, a muchos les complace sobremanera.
… Estamos en primavera, florecen los almendros, el fúlgido lucero, en alas del céfiro dulce, da la bienvenida al cándido rocío y el aliento de las flores se mezcla con la armonía de los cisnes y tal …Es bonito. ¡Qué delicia! …
martes, 23 de marzo de 2010
Sesiones de Esgrima
Colaboración de Julen M. Ayuso (Vitoria):
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