
Las aseguradoras privadas, que conforman un poderoso lobby, no están por la labor, y están utilizando todas las herramientas posibles para tumbar el proyecto del Presidente.
El país más avanzado del mundo sigue olvidando, o tratando de arrinconar, a esa parte de la sociedad (más de 30 millones de personas) que el sistema regurgita por culpa de su propia dinámica. Desde El Editorial le deseamos, una vez más, la mayor de las suertes a Obama.
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