Mezquindad PPopular

La derecha española ya ha demostrado en numerosas ocasiones que jamás pierde la oportunidad de hincarle el diente al Ejecutivo, no importa el asunto ni las consecuencias. Muchas veces lleva a término esta estrategia con un cinismo fabuloso, incurriendo en contradicciones de aurora boreal.

Dos buenos ejemplos, aireados en las últimas horas por Soraya Sáinz de Santamaría, son el secuestro del Alakrana y el sistema de escuchas SITEL. En el primer caso, la manifiesta deslealtad de la oposición es no sólo mezquina, sino muy peligrosa; presionar al Gobierno en un momento de negociación, con 36 vidas en juego, es mucho más que indigno, mucho más cuando los populares tuvieron que lidiar con chantajes similares por parte de terroristas, y pese a los nefastos resultados contaron con todo el apoyo de la sociedad española. En el segundo, casi produce risa que los mismos que se llevan las manos a la cabeza fueron quienes contrataron el ahora tan vilipendiado sistema, ¡qué asco!

Desde El Editorial deseamos que el Ejecutivo tenga una oposición fuerte y exigente, pero también responsable y leal con los intereses nacionales, en lugar de una pandilla de caraduras que no conocen la vergüenza.