Primero Rajoy nos advierte de la posibilidad de que en España se produzca un caos semejante al del corralito argentino (a sabiendas de que es un disparate, y sin reparar en consecuencias), después Cospedal anuncia que el Ejecutivo persigue más al PP que a ETA (a sabiendas, nuevamente, de que lo que dice es una canallada) y un poco más tarde la propia Cospedal nos informa que España se ha convertido en un estado policial en el que se realizan escuchas ilegales por parte de policía, jueces y servicios de investigación.
Lo de Rajoy comienza a rayar en lo cómico, si no fuera por la importancia del puesto que ocupa. Sus declaraciones ya hace meses que perdieron fuerza, credibilidad y coherencia. Lo de Cospedal es mucho más preocupante, pues hasta la fecha trataba de moverse en el ámbito de la moderación. Tras sus declaraciones, claramente constitutivas de delito (calumnias), debe abandonar de inmediato la política, pues está absolutamente desacreditada.
Desde El Editorial venimos advirtiendo de la peligrosa deriva que está tomando el partido conservador, y que frente a los numerosos casos de corrupción que les salpican están optando antes por finiquitar las intituciones que acabar con los chorizos. Definitivamente, la cúpula del PP está invadida por una cuadrilla de indeseables.
sábado, 8 de agosto de 2009
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