Primero por Camps, ahora por su tesorero... mañana no sabemos por quién más. En política la prudencia es una virtud, y Rajoy, que alardeaba de ella, parece haberla echado en saco roto.
La situación insostenible que vive Génova a raiz de la elevación al Supremo del Caso Gürtel sólo puede remediarse con un gesto enérgico, contundente, que ponga fin a la cada vez más solida sospecha de que allí todo el mundo está pringado.
Rajoy ha puesto la mano en el fuego, y ya empieza a olerle a chamusquina...
martes, 16 de junio de 2009
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