
Muchas de esas trampas se las genera el propio Ejecutivo, en un raro ejercicio de masoquismo o indolencia que es difícil de comprender. La última ha sido el dislate de comunicar a bombo y platillo una serie de medidas fiscales, tendentes a incrementar la presión sobre las rentas más altas, para un par de días más tarde olvidarse del asunto. Y lo ha guardado en el cajón no por una cuestión ideológica, sino por pura aritmética: sin el apoyo de CiU es difícil que salgan adelante los presupuestos.
En El Editorial no somos tan ingenuos como para no saber que el juego parlamentario requiere de ciertas concesiones en pos del acuerdo, pero esos cambalaches se hacen entre bastidores, y no se anuncian los temas hasta que no están cerrados y bien atados. Caso contrario, como suele sucederle al Gobierno de Zapatero, el ridículo y las decepciones alcanzan cotas extremas.
2 comentarios:
Probablemente tenga razón en que determinados "juegos" se deben hacer entre bambalinas pero, a veces, gobernar en minoría conlleva "lios" como este. Al día siguiente le oí explicarse al portavoz socialista en el Congreso en el programa de TVE 59 segundos y me convenció de que no podían hacer otra cosa...
Posiblemente, aunque eso supone renunciar a las propias ideas.
Y es triste...
Publicar un comentario