
Los italianos parecen entregados a este bufón, a este personaje estrafalario y espabilado que primero ha sabido hacer una fortuna, luego ha sido capaz de llegar al poder y ahora está amoldando la leyes a su estilo y conveniencia. Todo ante la mirada ante y pasiva de la mayoría del pueblo.
Las crisis conducen a estados catatónicos en la ciudadanía, que ante la incapacidad de dar respuesta a situaciones difíciles se entrega al primer imbécil que les promete el oro y el moro. Las crisis sacan lo mejor y lo peor que anida en nuestras entrañas.
Desde El Editorial nos preguntamos: ¿no habrá un líder en la izquierda en condiciones de aglutinar a la inmensa clase media italiana de talante progresista para frenar a este payaso? ¿Reaccionarán los italianos demasiado tarde, y despertarán un día (como ya les sucediera no hace tantos años) frente a un país, el suyo, que no reconocerán?
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