¿Valen todas las vidas lo mismo?

Obama pedía hace unas horas disculpas por la tragedia ocurrida en Afganistán: más de 100 civiles muertos a causa de un ataque del ejército estadounidense. La Secretaria de Estado, Clinton, ha liquidado el asunto mostrándose consternada y alegando que "no somos perfectos".

Si la décima parte de estas víctimas hubieran tenido la nacionalidad de alguna de las grandes potencias mundiales la repercusión en la prensa y en la escena política internacional hubiera sido descomunal. Pero eran sólo un puñado de afganos, de pobres, anónimos y olvidados afganos.

Millones de niños mueren cada año de hambre en el planeta, miles de personas por culpa de conflictos bélicos... y no pasa nada. Pero una sencilla gripe ocupa todos los espacios informativos durante días y días, tan sólo porque ha supuesto una amenaza para los importantísimos ciudadanos occidentales.

¿Valen todas las vidas lo mismo? La respuesta es rotundamente NO. Si has nacido en el Tercer Mundo la causa de tu muerte, aunque sea un asesinato, un crimen de guerra o una injusticia, pasará sencilla y llanamente inadvertida. A la parte de la Humanidad que vive bien (muy bien) le importas un comino.