En la sede nacional del PP deben creer que los ciudadanos somos pocos menos que imbéciles. El cierre de comisiones de investigación, las vergonzantes fotos de familia, las declaraciones altisonantes, las insidias a la justicia... todo vale con tal de desviar la atención y de intentar que pase el tiempo y que los luctuosos hechos que venimos conociendo caigan en el olvido.
Pero en España la justicia es lenta, pero también segura. Poco a poco van cayendo las imputaciones, lentamente se van consolidando las pruebas, sigilosamente se afianzan los ya sólidos indicios...
Entretanto, Rajoy sigue mirando hacia otro lado. Y desde El Editorial nos preguntamos: ¿es que acado están todos tan podridos que no les queda otra alternativa que silenciarse?
martes, 5 de mayo de 2009
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