EL RUMOR

jueves, 18 de agosto de 2011

¿España aconfesional?


El laicismo está lejos de ser una realidad en este país. Lejos, muy lejos estamos todavía de países como Francia. Y parece ser que nos queda un largo camino por recorrer.

Nuestra historia, especialmente los casi cuarenta años de dictadura, son una carga enorme en el imaginario popular, y el peso específico de la Iglesia en España es todavía desmesurado, e increíble.

Resulta fascinante que en pleno siglo XXI, tras más de 5.000 años de evolución humana, desde las primeras culturas avanzadas, decenas de miles de personas se lancen a la calle a adorar al supuesto portavoz de un dios, a recibir su mensaje. Dentro de unos años, en un futuro no demasiado lejano, se contemplarán estas estampas y resultarán tan curiosas como ahora resulta a media humanidad curioso que los egipcios adorasen al Sol. Resulta casi patético que millones de personas en el mundo (la gran mayoría de la población) sigan creyendo en deidades y en la vida más allá de la muerte.

Desde El Editorial respetamos a los creyentes, aunque no compartamos en absoluto su fe, pero consideramos un disparate y casi un espolio que con dinero público se financien estos actos privados. Y no estamos hablado de modestas subvenciones, que hasta cierto punto serían admisibles, hablamos de millones de euros, sin los cuales este tipo de eventos (como estas jornadas de la juventud que se celebran en Madrid) serían absolutamente inviables.

Estado laico español YA.

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