De un tiempo a esta parte el Presidente francés parece tener una brújula desmadrada en su cabeza: lo mismo aprieta a bancos y grandes inversores que se dedica a expulsar gitanos de su país.
La crisis, la delicada situación interna de los franceses, las huelgas y algunas payasadas y salidas de tono están menoscabando la imagen del líder francés, que tanto prestigio se ganó durante la presidencia de turno de la UE.
Desde El Editorial animamos a Sarkozy a recuperar el buen jucio del que ha sabido hacer gala durante largos períodos, en lugar de recordarnos al lamentable Ministro del Interior chulo y facha que parece querer recuperar en estos días.
domingo, 26 de septiembre de 2010
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