EL RUMOR

martes, 8 de junio de 2010

Hasta dónde se puede llegar

Colaboración de Julen M. Ayuso (Vitoria):

La crisis se ha revelado cual un problema de considerable tamaño, tanto como el cuadro “La batalla de Tetuán”, de Dalí. O más. La asimétrica diferencia existente entre el resto de los países afectados y el nuestro es que ellos asumen solidariamente dicho problema y nosotros, políticamente y ancestralmente desavenidos e insolidarios siempre hasta devorarnos, extremamos las cuestiones de dicha manera. Porque somos así y nada más. Y tal como pretendemos hacer creer a no sé quién, una sola y determinada persona es aquí responsable única de la empanada mundial. Falso, pese a quien le pese. Y aunque sus resentidos enemigos la utilicen inícuamente para comprobar si unas elecciones anticipadas les permiten rehacerse del leñazo que les supuso perder dos elecciones consecutivas frente a este mismo señor, tan vilipendiado, al que siempre, sin dejar un solo día desde hace siete años, insultan bellacamente.

Para echar más leña al fuego, esa derecha que se encuentra en el frontispicio de la oposición, va y no para de aclamar en público las reivindicaciones de los sindicatos de izquierda y anuncia que su partido es el partido de los trabajadores (¿?)… Quien lo ha dicho –con tanta falacia- va metiendo el pie de un modo que nadie se explica cómo no se lo ha dislocado. Porque esta oposición alborotadora, creo que no cuenta con un propio sindicato de trabajadores de derechas, ¿no es verdad?... Ya me parecía a mí. Así que da coba a los de izquierda y espera sus movimientos huelguísticos en tanto zahiere a su víctima predilecta.

A la faena de esta antediluviana oposición se ha unido el atildado portavoz de CIU, siempre ahidalgado y por ello admirado de uno a otro confín, tildando a Zapatero de cadáver político, entre otras donosuras, advirtiéndole con solemnidad que le perdonará la vida hasta dejarle solo cuando no se le aprueben los próximos presupuestos. A esto se llama, en francés “pousser une botte” (lanzar una estocada). Hasta entonces, una pausa:

ganar su formación política las elecciones catalanas y embestirle de nuevo hasta hacerle desaparecer. Si pueden. Desde su columna dominical, ya le ha reconvenido Juan Cruz con gracia canaria. Aunque ya lo tienen estigmatizado. Los insultos se suceden: “Zapatero, hijo de la grandísima p…” reza un cartel en cierta oficina pública, de cuyo nombre no me quiero acordar. Parece, pues, que algunos funcionarios prefieren que sea la derecha quien les recorte el estipendio. Mágico. Y sigue la bola… Un egregio historiador, que teníamos por ecléctico, radicaliza en el último “Domingo” del diario más vendido, sin razonamientos hondos ni análisis suficiente: “Dimisión, no; repetir, tampoco… Y lo hará mejor.. si se compromete a no volver”. Negatividad y visceralidad a todo tren.

Lo que decimos: nos odiamos cordialmente. Un proverbio chino afirma que el tacto consiste en saber hasta dónde se puede llegar demasiado lejos. Desafortunadamente, no nos queda otra solución que esperar y comprobarlo.

No hay comentarios:

 
Safe Creative #0811130049919