
La Secretaria General del PP se está conviertiendo, desde el pasado verano, en uno de los elmentos de agitación anti-institucional más peligrosos del país.
Sus insidias, sus insinuaciones, cuando no directamente sus acusaciones calumniosas, despiertan el fervor del ala ultra-derechista del partido conservador, pero también despiertan los recelos de cientos de miles de ciudadanos centristas y moderados.
No es de extrañar que, pese a la que está cayendo, PP y PSOE sigan en las encuentas en empate técnico. Y es que no hay alternativa seria...
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