Declive del retratista

Colaboración de Julen M. Ayuso (Vitoria):

Suele afirmarse que la mejor defensa es un buen ataque. Debe ser así, pues con su D+D (Dentera + Desprecio) no les va tan mal. Acaban de utilizar el sistema con tal de no salir en la foto y lo han conseguido.

Todo lo cual, con vistas a la galería, se traduce en un ejercicio de interpretación teatral donde se intenta embaucar al espectador increpando al contrario, cual si éste fuese lo más feo, indigno, tonto e incapaz que haya parido madre.

El notable argumento que ha elaborado esta derecha de su ubérrima cosecha, para demostrar una vez más su binomio D+D, es el de repudiar hacerse una foto con miembros del Gobierno y, mucho menos, con el Presidente. Es lo que acostumbran a hacer quienes temen contraer la peste. ¿No se retratan unos?... Pues, tampoco los demás. ¿Ofreces pactos?... No, determinados acuerdos y ya veremos. Casi se ha reventado la sana intención de tomar medidas en común, y a la misma altura han quedado todos los grupos mediante sus reticencias más que discutibles. Porque fíjese usted si resultasen provechosas unas medidas pactadas seriamente entre todos, rubricadas, como es lógico, con la foto habitual en estos casos… No hombre: de arreglar las cosas en común beneficiando al pueblo y, encima, retratarte, ni hablar, caramba… Que, en realidad, lo que anhelamos con nuestro rechazo es que el Ejecutivo se estrelle de una vez y así reírnos de todo, incluido el pobre ciudadano, por Dios, que la política actual es así y nada más. Y así somos de pundonorosos por estos lares.

El caso es que, en este plan, los retratistas lo tenemos crudo.

Aunque, al parecer, las fotos de tanto corrupto de esa prole liberal, reformista y con código ético ad hoc, son de una habitualidad fotogénica tal, que quizás nuestra crisis profesional no se resienta tanto.

Mas, el último engendro D+D fue recientemente protagonizado por “rita, la del cabanyal”, a quien loe importa una higa el Encuentro de Mujeres, pero jeringando su inquina contra la presencia del Presidente del Gobierno en la clausura del acto, sin haber invitado a su predilecto, el de los trajes. Con lo fenomenal que hubiera quedado éste devolviendo con D+D la invitación. Oportunidad perdida. Un despiste de los hados. A este ritmo, se nos escapa el presente.

Porque la dentera es una declaración de inferioridad. Y es, además, de una vulgarida que funde las bombillas.