En estos días asistimos a tres sucesos que, aunque nada tienen que ver entre sí, pues son absolutamente dispares, si vienen a poner, una vez más, de manifiesto que el ser humano, pese a la enorme capacidad de adaptación al entorno demostrada a lo largo de siglos, sigue anclado en algunas concepciones, reacciones e instintos muy, muy primitivos.
La boda el viernes de los herederos a la Corona del Reino Unido, que se estima fue seguida por cerca de 2.000 millones de personas; la beatificación hoy de Juan Pablo II, un hecho un tanto insólito, por prematuro, dentro de un ámbito, el de la religión, ya de por sí insólito a estas alturas; y, por último, y por poner un ejemplo, quizá mediático o de actualidad, la horrenda represión contra los manifestantes en Siria, son pruebas palpables de que la Humanidad tampoco ha cambiado tanto, y que nuestras fobias, miedos, creencias y actuaciones no son muy distintas, seguramente sí en el envoltorio, no así en la esencia, de las de nuestros más lejanos ancestros.
Desde El Editorial nos decimos: en fin, es lo que hay...
domingo, 1 de mayo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario