
Resulta bochornoso ver a miles de valencianos jaleando a Camps o a Fabra, políticos que están sumiendo en la misera más absoluta las arcas públicas, en beneficio propio o de afines. Lamentable. Algo así ya sucedió en Marbella, y ahora a todos los españoles nos ha tocado rescatar a un ayuntamiento arruinado por la gracia de unos electores que salían en masa a defender a los corruptos.
Desde El Editorial denunciamos la lentitud de la justicia, cuando no su incapacidad. Asistimos al espolio de las arcas de la Generalitat valenciana como si tal cosa, y pronto es posible que asistamos a que este grupo de corruptos sean ampliamente refrendados en las urnas.
Luego, más pronto que tarde, como los marbellíes, vendrán los valencianos en oleadas a solicitarnos que les rescatemos, olvidando que ellos jalearon con alegría y fiesta a los mangantes.
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