martes, 27 de octubre de 2009
¡Qué espectáculo!
El Partido Popular sigue en su extraña deriva hacia los infiernos, regalándonos un día sí y otro también una colección de desatinos, disparates y dislates a cual mayor, a cual más escandaloso.
Los espías de Madrid, el Palma Arena, el oscuro Fabra, el caso Gürtel y, ahora, Caja Madrid. Los conservadores están empeñados en la autodestrucción, y en hacer buena cualquier decisión del Ejecutivo. ¿Quién, en sus cabales, puede pensar en semejante cuadrilla para dirigir los designios de España?
Esperemos que más pronto que tarde alguien (desde luego ya es imposible que sea Rajoy) ponga orden en un partido que es el principal de la oposición, que cuenta con más de 700.000 afiliados y que es la única alternativa de gobierno real. Caso contrario, todo la sociedad sufrirá las consecuencias.
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