No existe ningún ciudadano español que hable tan mal de España, en tantos foros y con tanta repercusión como el ex-presidente Aznar.
Desde El Editorial le recomendamos que tire todas las banderitas españolas y pulseritas con los colores nacionales, o que las guarde en un cajón hasta que comprenda lo que significa ser un patriota, en lugar de un patriota de hojalata.
Ya podría este señor mirarse en el espejo de otros ex-presidentes (González, Calvo-Sotelo o Suárez), que jamás hacían críticas hacia su país cuando escribían, eran interpelados o hacían declaraciones en medios extranjeros.
Resulta vergonzoso descubrir cómo un personaje puede llegar a degradar hasta lo más infímo la altísima responsabilidad que le correspondería por el alto cargo que ocupó.
martes, 23 de febrero de 2010
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